FADE TO WHITE

El cielo estrellado es tu única visión. Tumbado sobre hierba seca, cardos y piedras, intentas averiguar cómo has acabado así. Tu cuerpo no te responde; solo tus ojos parecen obedecer aunque lo único que pueden ofrecerte es el manto celeste que centellea en estas noches de verano. Una ráfaga de olor a gasolina y el silencio te ponen en alerta. Mientras tu mirada se arrasa en lágrimas, tus recuerdos en celuloide se interponen entre tu malogrado cuerpo y el infinito bosque de estrellas. Es agosto, pero sientes frío. Ahora tus recuerdos se diluyen en un fundido a blanco mientras te internas en un luminoso túnel; en el mismo que estoy yo, observando desde el final de ese túnel a mi yo inerte y desamparado junto a un arcén. Mientras me contemplo empiezo a comprender y a desvanecer: el coche, el sueño, la nada, mi vida en fotogramas, la nada, el túnel, mi alma, la nada y mi cuerpo zarandeado por alguien, luces intermitentes, voces, sonidos de sirenas… No quieren que me duerma. No quiero dormir. Quiero vivir. Qué alegría es volver a la vida y cuánto gozo hay en mi película por poder retrasar el «The End».    

IsidrøMorenø