TEATRO Interactivo
Cogí el periódico de la mesita junto a mi cama. A juzgar por sus ajadas páginas, no era precisamente de hoy, pero me daba igual, pues sólo pretendía romper con la monotonía y disipar el aturdimiento que desde no sé cuándo, me mantenía postrado en esta cama de hospital.
Comencé a leer por la página en que estaba abierto el diario, pues apenas poseía fuerzas para manejarlo. Al cabo de un rato intenté centrar mi atención, pues me empezó a resultar familiar lo que ahí se narraba: “ (…) “tras producirse un repentino parón de la función, quedando los actores como estatuas, el excéntrico director teatral salió a escena y como en anteriores ocasiones, explicó al público tres finales posibles a elegir, de la famosa obra que se representaba:
Una de las opciones, era continuar con el libreto original. Otra opción, era un desarrollo y desenlace muy distinto al original y un tercer y estrambótico final que como siempre, rayaba con el más absurdo humor, siempre fruto de su exuberante imaginación”.
Excepcionalmente aquella noche, un nutrido grupo de público, comenzó a aclamar la opción tercera, provocando un masivo contagio al resto de los espectadores que gritaban ¡¡la tercera…la tercera!!
En escena, petrificados, Romeo y Mercutio frente a Teobaldo y un grupo de Montescos.
De repente, Teobaldo, descomponiendo su figura, daga en mano, se apresura hacia el osado director al que, en mortal abrazo, clava el frío acero…”
Ahora recuerdo y comprendo por qué estoy con una costilla rota, un pulmón destrozado y postrado en una cama de un hospital.
IsidroMoreno