ALTAS TEMPERATURAS

 

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La crisis climática había modificado su hábitat hasta extremos inauditos. La pequeña población decidió abandonar lo que había sido su espacio desde siempre. Solo algunos individuos no quisieron aventurarse en la búsqueda de nuevos lugares y alimentos.

Los nuevos migrantes cruzaron el océano hasta llegar a una nueva tierra firme que, aunque también abrasada por el sol, estaba habitada y confiaban en una mejor subsistencia. Eran torpes marchadores y el camino a pie se hacía largo y tortuoso. Al divisar la primera ciudad, todos se precipitaron con sus atropellados movimientos y graciosos andares, unos a la lonja y los más osados asaltaron una tienda de sushi y otras exquisiteces, provocando un gran revuelo en la recoleta ciudad.

Todos los lugareños quedaron asombrados ante la valentía y gracia de aquel centenar de intrépidos pingüinos llegados de hielos lejanos donde ya apenas quedan hielos. 

IsidroMoreno

(Basado en hecho real ocurrido en Nueva Zelanda)

UNA SINGULAR DEBILIDAD

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Su reciente descubrimiento del transformismo le aportaba un anhelado equilibrio emocional.  Desde niño había llevado en secreto su afición por las muñecas, por los vestidos de niña y por el color rosa. Pero siempre en secreto.

Cada fin de semana, sobre el escenario y ante un variopinto público, el mundo Drag Queen le ofrecía una felicidad desconocida y prohibida hasta entonces.

En el camerino recordaba la excusa dada hoy en la oficina para no asistir a la comida de navidad.  A la voz de, “Rosa Clara, a escena”, se santiguó y salió a interpretar su número musical con play-back y baile. A continuación, en el monólogo de tinte picante, ya con la sala iluminada, observó con espanto y angustia que uno de los grupos de espectadores eran sus compañeros de trabajo quienes, finalizada la comida, habrían decidido tomar una copa en algún antro animado.

A pesar del disfraz, notó que le habían reconocido, sin embargo no hubo intercambio de palabras ni gestos cómplices durante la actuación.

Al día siguiente, en la oficina, le prepararon una fiesta sorpresa como felicitación, aunque debieron anularla por ausencia del homenajeado.

Horas después, supieron que nunca volverían a ver vivo al compañero, artista revelación.

IsidroMoreno

LIBRO CONFIDENTE

Cuando alguien está leyendo un libro escrito por mí, si acerco el oído al ejemplar que tengo en mi mesa, puedo escuchar unas risas, a veces carcajadas, y si lo abro, puedo ver sonrisas en algunas páginas que son, justamente, las que otro lector, en algún lugar, está acariciando mientras lee. A menudo me llega a mí ese sutil cosquilleo de las caricias.

En otras ocasiones, oigo voces e improperios hacia el lector que lee con desgana, o lo maltrata, o si le pasa las hojas con el dedo ensalivado. Ya le he dicho a mi libro que no sea tan arisco con estos lectores, porque no se puede gustar a todos y que tampoco es grave si alguien humedece un extremo de la página con el dedo mojado, que incluso a menudo, puede resultar agradable.

Ahora, estoy percibiendo tu incredulidad al leer este relato, pero, aun así, siento una agradable sensación. Gracias.

 

IsidroMoreno

VACACIONES EN EL MAR

 

Nube de tormenta inminente con lluvia sobre el mar Foto Premium

Aquello no era un yate. Al entrar, noté un olor pestilente, pero, claro, teníamos allí a todos nuestros animales que, al parecer, nos acompañarían en nuestras vacaciones. Para mi sorpresa, también me esperaban mis tres hijos con sus esposas y mis nietos.

Mientras me mostraban las enormes cubiertas y dependencias, me seguía peguntando por qué el empeño de llevarme a aquel horrible barco varado en tierra junto a un riachuelo.

Mi cólera se paralizó cuando, ante el portón de entrada, vi una pareja de leones, seguido por otra de elefantes. Quise salir por una escotilla lateral pero, al asomarme, enmudecí observando una interminable cola de animales que se dirigían hasta nuestro barco. Me escondí bajo una litera.

Pasados no sé cuántos días, como no cesaba de llover y no se divisaba tierra firme, salí de mi escondite y agradecí a Noé, mi esposo, su genial idea de construir el Arca. 

IsidroMoreno

EL GRAN PREMIO

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Desconfío de las sonrisas perennes. Es cierto que lo exótico de ese país y del hotel me tenía confundida.

Con los ojos vendados me llevaban en volandas para otorgarme el “gran premio” a la mejor bailarina de la noche. Solo podía oír la algarabía desmesurada que me acompañaba. Me sumergieron en agua, pero no era la playa ni una piscina.

Llovían objetos, blandos unos, más duros otros, que quedaban flotando a mi alrededor.

Pude zafarme de la venda de los ojos y comprobé que estaba inmersa en un líquido irreconocible, rodeada de trozos de vegetales, pimientos y patatas. Un anciano con un gran palo de madera, me impedía salir y a la par, movía el líquido.

Empecé a preocuparme cuando la temperatura comenzó a subir y alguien me introdujo un tomate en la boca.

Y en torno a la olla, danzaban y reían aquellos simpáticos negritos.

IsidroMoreno