LA ÚLTIMA ÚLTIMA CENA

Y yo os digo que uno de vosotros me traicionará esta noche.

Acabada la frase de Jesús, Juan y Pedro se abalanzaron sobre Judas. Acto seguido, los trece comensales se debatían en gran melé, unos por separar y calmar y otros por alcanzar a Judas para asestarle algún guantazo. Platos, copas y vasijas volaban por los aires o rodaban por los suelos. Jesús, ante la imposibilidad de instaurar el orden entre sus apóstoles, hizo mutis por el foro. Como director salí a escena para aplacar y calmar a los alumnos. De pronto, espectadores y padres de los actores tomaron el escenario entre forcejeos e improperios para defender cada cual a su hijo, o reprender a algún apóstol, o salvar al malogrado Judas.

Como responsable pensé que me había equivocado en la elección de obra o en el reparto, o quizás el Método Stanislavski de Identificación con el personaje habría dado frutos y celos insospechados.

Sin embargo, todo me quedó claro cuando en el patio de butacas observé al “apóstol Juan”, iniciador de la trifulca, arrojando al suelo una bolsa con monedas que acabada de recibir de un siniestro y satánico espectador.

Y un tenue olor a azufre invadió la sala.

IsidroMoreno